La individualidad es tu realidad, no es un escaparate. Uno puede escarbar en ti todo lo que quiera y siempre encontrará el mismo sabor. Se cuenta que el Buda dijo: «Pruébame de cualquier lado y encontrarás el mismo sabor, del mismo modo que si das un sorbo del océano en cualquier lado lo encontrarás salado». La individualidad es un todo. Es orgánica. Por eso lo primero que hay que entender es: nunca adoptes una actitud madura. Sé maduro o sé inmaduro. Si eres inmaduro sé inmaduro. Siendo inmaduro estarás permitiendo el crecimiento. Hazle un sitio a la inmadurez; no seas falso. Si eres infantil, entonces sé infantil. ¿Y qué? Sé infantil. Acéptalo, acompáñalo. No crees una división en tu ser, sino estarás creando la locura básica. Sé tú mismo.
No hay nada malo en ser infantil. Empiezas a adoptar actitudes porque te han enseñado que hay algo malo en ser infantil. Desde tu infancia has estado tratando de ser maduro, pero ¿cómo puede ser un niño maduro? Un niño es un niño, tiene que ser infantil.
Pero no está permitido, por eso los niños pequeños se vuelven diplomáticos; empiezan a fingir, a comportarse de forma falsa, se vuelven una mentira desde sus mismos comienzos. Y la mentira además comienza a crecer. Y después un día empiezas a buscar la verdad. La verdad está contenida en tu ser, esa es la verdadera escritura.
Ten coraje. Y por supuesto sentirás cómo te entra mucho miedo, porque siempre que abandones la personalidad, tu puerilidad, que nunca fue permitida, emergerá. Y sentirás miedo: «¡Qué! ¿Voy a tener que ser un niño a estas alturas? ¿Cuando todo el mundo sabe que soy una gran persona, un licenciado, master -o doctor y voy a comportarme como un niño?». Surge el miedo: el miedo a la opinión de los demás, al qué dirán.
Algunas veces es muy doloroso ser de verdad y ser auténtico. No es fácil. Ser falso y no ser auténtico es fácil, conveniente, cómodo. Es un truco, es una estrategia para protegerte; es una armadura. Pero entonces no descubrirás la verdad que está en tu espíritu. Entonces nunca sabrás lo que es Dios, porque Dios sólo puede ser conocido en tu interior: primero en tu interior, luego en tu exterior; primero dentro, luego fuera, porque eso es lo más próximo a ti, tu propio ser. Si no encuentras a Dios dentro de ti, ¿cómo puedes ver a Dios en otros sitios? Tonterías. No puedes ver a Dios en un templo si no puedes verlo en ti mismo. ¿Y cómo vas a ver a Dios en ti mismo si estás fabricando continuamente mentiras a tu alrededor? Son tantas las mentiras que casi has olvidado el camino a tu ser. Estás perdido en una selva de mentiras. Por eso lo primero que hay que recordar...sólo siendo como un niño madurarás; ese es el comienzo de la madurez.
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