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viernes, 8 de noviembre de 2013

Crecebebe: los gritos de los padres

Crecebebe: los gritos de los padres: Generalmente cuando hablo de dar libertad a los hijos, los padres caen en trampas irremediables como las de verse invadidos por conduct...

los gritos de los padres


Generalmente cuando hablo de dar libertad a los hijos, los padres caen en trampas irremediables como las de verse invadidos por conductas irresponsables de los pequeñitos, pues los han dejado a su libre albedrio. Y esta no es la intención de la libertad y el amor, no. Ambos llevan implícitos  el comulgar con el respeto hacia a los padres y ante ello permíteme decirte que el niño quizá llegue a tener más poder que tu, si no encuentras un punto medio para controlar esas conductas. No confundas la libertad y el amor con las conductas irreverentes de los niños…..
Bajo este preámbulo deseo abordar los gritos que toda madre o padre se vale para redireccionar las conductas de los hijos. Y con ello no deseo justificarlos o expresar que son el medio ideal para educar a los hijos, no. Es la firmeza que a mi modo de ver re direcciona cualquier conducta irreverente del niño, pero en tanto no llegues a descubrirla respirarla y sobre todo fluirla, te valeras inicialmente de lo que tienes a tu alcance: “los gritos”.
No, te preocupes por gritar; en absoluto. Es natural. Sólo tienes que recordar una cosa: equilíbralo con amor, entonces tus gritos bajan el tono y se convierten en firmeza.
Sin embargo abr momentos en los que uno quiere gritar, los niños lo entenderán, porque ellos también gritan. En realidad, ese es su len­guaje. Si sientes que estás hirviendo en tu interior y no quieres gri­tar, el niño lo intuirá y se sentirá muy molesto, pues descubre tu falsedad al hablarle con mimos. Puede sentir que toda tu vi­bración está gritando y tú no estás gritando; incluso estás sonriendo, acariciándolo o controlándote. El niño se molesta mucho porque siente que la madre le está engañando, y un niño nunca perdona el engaño. Siempre están dispuestos a aceptar la verdad. Los niños son muy empíricos, muy con los pies en la tierra.
Por eso grita siempre que tengas ganas, en tanto no has llegado al autocontrol emocional y en especial a explayarte con firmeza. Después, sólo tendrás que acordarte de equilibrarlo con amor.
Por ejemplo, un niño ha hecho algo malo y tú reprimes tu enfado.
Este era el momento efervescente. Si le hubieras corregido en el instante con firmeza todo seria vivo e incendiándose las emociones…..pero te has reprimido, porque según tu ya no quieres gritar, y no te dije que gritaras, te sugerí que fueras firme, así que no confundas. Más tarde, cuando el niño no está haciendo nada ‑han pasado las ho­ras y se ha olvidado completamente del incidente‑, pero tú eres incapaz de olvidarte; te has reprimido. Ahora el asunto ya se ha enfriado. Entonces, encontrarás alguna excusa para cobrarle la falta: «¡No has hecho tus deberes!» Esto es frío y te estás tomando la revancha. Y ahora resulta que descontrolas totalmente al niño…entonces te preguntara: estas enojada?...y solo le darás una excusa racional: -no estoy enojada-, ya te he dicho muchas veces que cumplas con tus deberes. Vaya falsedad, te estás cobrando lo que reprimiste.
Así que encuentras alguna excusa racional para cobrarte la falta. Si lo hubieses hecho en el momento. Ahora encontrarás alguna excusa no natural pero sí racio­nal: que no ha hecho sus deberes, que su ropa está sucia o que hoy no se ha duchado. Estás enfadada, pero tu rabia es fría, ahora los incidentes del niño ya han pasado y el los ha olvidado. Puede que te liberes de la rabia contenida; pero también esto será feo.
Es como comer la comida fría ‑cuesta digerirla‑, se hace pesa­da en el estómago.
El niño no lo puede entender. Por eso, actúa en el instante. Corrige la conducta bajo la efervescencia de ambos, tú con firmeza y el con rabia al mirarse descubierto en el instante…. sabrá en el momento exacto cual fue su conducta irreverente. Uno sabe....cómo comportarte. No se necesita aprender de nadie. Simplemente, sé natural.
Canta y baila por tener un hijo tan hermoso. Abrázalo a veces, acércatelo. Déjale que sienta tu cuerpo y siente el suyo. Él es parte de tu cuerpo. Y tu eres parte de el….solo permite que la firmeza aflore con toda su naturalidad de aplomo, sin agredir, sin golpear, sin lesionar. Solo bastaran unos instantes de ella para redireccionar una conducta irreverente.

Crecebebe: Preocuparse, no es ocuparse...

Crecebebe: Preocuparse, no es ocuparse...: Que padre o que madre no se preocupa por el bienestar de sus hijos. Al mirar que su hijo no come o cuando descubre sus comportamientos ..

Preocuparse, no es ocuparse...


Que padre o que madre no se preocupa por el bienestar de sus hijos. Al mirar que su hijo no come o cuando descubre sus comportamientos hostiles o bien cuando se llega a enfermar, las preocupaciones ocupan los pensamientos y el corazón de los padres. Y a veces son tantos los malestares que llega a presentar un hijo, que llegan a pensar porque a mí….porque a mi hijo? ¿Cuál es el camino  a seguir?
¡Me parece que el problema es más contigo que con él! Así es, y no es que sea despectiva o irreverente, al expresarme así. Sucede que muchas veces nos volcamos con proteccionismos innecesarios  que llegan  a intoxicar a los hijos. Ante el mínimo estornudo del niño ya lo estamos mirando grave, y la situación se complica, pues si el niño no se sentía enfermo, ahora lo enfermaras realmente.
Estar demasiado preocupada por él niño a veces puede crear tensión en su mente. Y no te estoy diciendo que no te preocupes, no. Toma todos los cuidados que consideres necesarios, pero te digo que preocuparse no es ocuparse. Preocuparse es muy destructivo. Es destructivo para ti, es destructivo para él, porque si se da cuen­ta de que estás demasiado preocupada por él, empezará a sentirse culpable. Eso podría provocarle bronquitis, podría causarle asma. Podría empezar a comer menos; podría empezar a castigarse a sí mismo y todo porque mama está preocupada por él. Alcanzas a mirar los efectos de la preocupación.
Si no te ocupas, es malo; pero si te preocupas demasiado, tam­bién es malo. Los extremos son siempre malos; es bueno estar en el medio. Lo estás protegiendo demasiado. Puedes hacerle sentir que se está asfixiando; esto es la bronquitis y el asma. El asma pue­de comenzar si una persona se siente asfixiada..., y eso es lo que estás creando.
La intención no es mala, pero lo que estás haciendo no es bueno.
Déjale solo. Ámalo pero déjalo. Tiene su propia vida. Simple­mente, dale más libertad y el asma desaparecerá. Permítele su pro­pia manera de vivir; no trates de guiarlo demasiado. Todo lo que podemos hacer es amar y dar libertad, y el amor da libertad:sólo entonces es amor.
Por eso guárdate tu inquietud, tus preocupaciones. Quizá esto sea una manera de evitarte a ti mismo. Te preocupas por él y así puedes evitar tus propias preocupaciones. Esto se convierte en una buena excusa, en una racionalización. Puedes escapar a tu caos in­terno; te puedes preocupar por él. Eso es lo que están haciendo mi­llones de personas. Los niños se convierten en chivos expiatorios. Puedes poner en él todos tus problemas.
Si te dejan solo, si no hay nadie por quién preocuparse, tendrás que enfrentar esos problemas. Enfrenta esos problemas; trasciendelos.
Si en lo más profundo tienes algún interés en que esté enfermo, en que esté inquieto... Esto te interesa, porque si está en perfecto estado de salud, ¿qué harás? Te verás enfrentado de vuelta a ti mis­mo. Por eso en algún lugar profundo de tu inconsciente te gusta­ría que él permaneciera como está. Y él lo sentirá; los niños son muy intuitivos. Él lo percibirá y cumplirá tus deseos. ¿Qué otra cosa puede hacer? Realizará tus deseos inconscientes y te manten­drá ocupado, pero su vida se echará a perder. Y tú perderás una oportunidad de encontrarte a ti mismo.
Respétalo como si fuera un adulto. Todo niño debe ser res­petado como si estuviera en tu mismo plano.
Por eso, en primer lugar: dale libertad. No le asfixies. Eso es lo que el asma te está diciendo; es un mensaje. Y no le obligues a co­mer, de lo contrario lo rechazará. ¡No es necesario! Un niño sabe cuándo tiene hambre. Cuando tenga hambre comerá. Si no tiene hambre, no tiene necesidad de comer. Y es algo tan natural que no hay ningún niño que se vaya a quedar con hambre.
Si algún día se salta una comida, no te preocupes; no pasa nada. De vez en cuando vienen bien unas vacaciones. Deja que se salte una comida. ¡Cuando tenga hambre de verdad vendrá corriendo! Muchas madres obligan a comer a sus hijos y haciendo esto des­truyen muchas cosas.
Una vez que destruyes el apetito natural, poco a poco se vuelve completamente inconsciente; deja de saber cuándo tiene hambre y cuándo no la tiene.
¡Sencillamente, déjalo! Y en un mes empezará a comer espon­táneamente. Déjale que coma lo que quiera. ¡La naturaleza es suficiente! Y dale libertad: deja que se mueva, deja que haga las cosas a su manera. En tres meses tus problemas desaparecerán, ahora ¡tienes que hacer frente a tus pro­blemas! Así que te repito:“preocuparse no es ocuparse”.

Crecebebe: disfruta la mente

Crecebebe: disfruta la mente: Que padre o que madre no llega a pensar, hasta agotar sus fuerzas, pensando en el bienestar de la familia, pensando en los hijos, pensa...

disfruta la mente


Que padre o que madre no llega a pensar, hasta agotar sus fuerzas, pensando en el bienestar de la familia, pensando en los hijos, pensando en el esposo, y así se la pasa pensando, solo pensando. Soy madre y sé lo que hablo, por ello hoy te comparto una manera sencilla de disfrutar tu mente, solo abre sentidos a lo que digo:
No trates de detener la mente.  Es una parte natural de ti; enloquecerás si tratas de detenerla.  Sería como un árbol tratando de impedir que le crecieran hojas; las hojas son naturales para él.
Entonces, el primer consejo: no trates de detener tu pensamiento; está perfectamente bien.
El segundo consejo: el solo hecho de no detenerla no es suficiente; hay que disfrutarla.  ¡Juega con ella!  Es hermoso.  Jugando con ella, disfrutándola, dándole la bienvenida, comenzarás a estar más alerta, más al tanto de ella.  Esta toma de consciencia llegará de una manera muy indirecta; no será un esfuerzo llegará de una manera muy indirecta; no será un esfuerzo por tomar consciencia.  Cuando tratas de tomar consciencia, la mente te distrae y te molestas con ella.  Sientes que es una mente que se la pasa parloteando constantemente, quieres estar en silencio y no te lo permite, así que comienzas a sentir a la mente como un enemigo.
Eso no es positivo; es dividirte en dos.  Entonces tú y la mente se vuelven dos y surge el conflicto y las fricciones.  Y toda fricción es suicida porque es perder energía sin necesidad.  No tenemos tanta energía como para desperdiciarla en pelear contra nosotros mismos.  Esa energía debe usarse para la alegría.
Por ello, comienza a disfrutar el proceso del pensamiento.  Sólo observa los matices de los pensamientos, los giros que toman, cómo una cosa lleva a la otra, cómo se enganchan unos con otros.  ¡Es un verdadero milagro que observar!  Un pequeño pensamiento puede llevarte al final más alejado, y si observas no verás ninguna relación entre uno y otro.
Disfrútala, deja que se convierta en un juego; juégalo deliberadamente te sorprenderás: a veces sólo disfrutándolo encontrarás pautas hermosas.  De repente encontrarás que un perro está ladrando y no está surgiendo nada en tu mente, no origina ninguna cadena de pensamientos.  El perro sigue ladrando y ti sigues escuchando y no surge pensamiento.  Surgirán pequeñas discontinuidades… pero no tendrán futuro.  Llegan por sí solas y cuando vienen son hermosas.  Y justo en esos pequeños huecos empezarás a observar al observador, pero eso será natural.  Nuevamente empezarán los pensamientos y los disfrutarás.  Hazlo con tranquilidad, tómalo con calma.  La consciencia llegará a ti pero llegará indirectamente.
Observar, disfrutar, dejar a los pensamientos jugar su papel, es tan hermoso como ver al mar con sus millones de olas.  La mente también es un mar y los pensamientos son olas.  No obstante, la gente va y disfruta de las olas del océano y no disfruta de las olas de su consciencia.
                                     

Crecebebe: Responsabilizate de ti

Crecebebe: Responsabilizate de ti: Desde tu primera infancia se te ha enseñado a ser responsable hacia tu padre, tu madre, tu familia, tu pa­tria y todo tipo de situacione...

Responsabilizate de ti

Desde tu primera infancia se te ha enseñado a ser responsable hacia tu padre, tu madre, tu familia, tu pa­tria y todo tipo de situaciones externas. Pero no te han dicho que tienes que ser responsable de ti mismo, que nadie va a asumir tu responsabilidad. Cuando eres un adulto y dejas de ser un niño, surge un gran miedo porque tienes que asumir tu responsabilidad y no has sido preparado para eso.
Sólo sé responsable ante ti mismo. Haz lo que sientas. Si está mal, le seguirá inmediatamente el error y sabras que estuvo mal.. Si está bien, le seguirá inmediatamente la recompensa, instantáneamente. No hay otra manera.
De esta manera empiezas a saber tú mismo lo que está mal y lo que está bien. Desarrollarás una nueva sensibilidad. Empezarás a mirar con una nueva visión. Instantáneamente sabrás lo que está mal, porque en el pasado lo has hecho tantas veces y siempre has sufrido en consecuencia. Sabrás lo que está bien, porque siempre que lo has hecho la existencia te llenó de bendiciones. Causa y efec­to van juntas, no están separadas por años o por vidas.
Entonces eres responsable. Si deseas y disfrutas un determina­do acto, a pesar de que te traiga sufrimiento, hazlo. Es bueno por­que lo disfrutas. El sufrimiento no es suficientemente grande como para impedir el disfrute que tu acción te reporta. Pero de­pende de ti total y únicamente el decidir. Si el sufrimiento es de­masiado y el acto no te aporta nada, no te aporta alegría y necesa­riamente le sigue una larga angustia; entonces depende de ti elegirlo o soltarlo, y ¿qué pueden hacer los demás al respecto?Eso es lo que quiero decir con ser responsable de ti mismo. No hay nadie sobre quien puedas descargar tu responsabilidad.
La única manera de crecer es aceptar todo lo bueno, lo malo, lo alegre, lo triste, Tú eres responsable de todo lo que te sucede. Eso te da una gran libertad.
Disfruta de esa libertad. Regocijate con esta gran comprensión: eres responsable de todo en tu vida. Eso te hará lo que yo llamo un INDIVIDUO.

Crecebebe: dale descanso tu mente...

Crecebebe: dale descanso tu mente...: La meditación es justamente la esencia, la esencia verdadera.  No se le puede quitar nada. Y la meditación es el silencio que abre un un...La meditación es justamente la esencia, la esencia verdadera.  No se le puede quitar nada. Y la meditación es el silencio que abre un universo de eternidad, de inmortalidad, de todo aquello que pueda pensarse como una bendición. Por ello veo la meditación como una religión.
Nos da ambos mundos.  Nos da el otro mundo, (el de la divinidad), y nos da este mundo también (el terrenal).  Entonces uno no es pobre.  Uno tiene una riqueza, pero no es material.  La meditación nos vuelve ricos en un sentido absoluto al darnos el mundo de nuestro ser más interno.  También nos vuelve ricos en un sentido relativo porque libera nuestros poderes mentales en los talentos que tenemos. Todo el mundo nace con cierto talento, y a menos que lo experimentes en su totalidad, algo le faltará.  Empezaras a sentir que de alguna manera hay algo que no está en su lugar.
Dale descanso a la mente, ¡lo necesita!  Y es tan sencillo: sólo vuélvete su testigo.  Te dará ambas cosas.
Lenta, lentamente la mente empieza a aprender a estar en silencio.  Una vez que sabe que permaneciendo en silencio se vuelve poderosa, sus palabras no son sólo palabras: tienen una validez, una riqueza y una calidad que nunca antes tuvieron, tanto que viajan directamente, como flechas; traspasan las barreras lógicas y llegan al corazón mismo.

Crecebebe: Madura...

Crecebebe: Madura...: El hombre se ha estado engañando a sí mismo y a los de­más mostrando ser maduro. Pero solo lo ha adoptado de otros. Lo miro en la viole...El hombre se ha estado engañando a sí mismo y a los de­más mostrando ser maduro. Pero solo lo ha adoptado de otros. Lo miro en la violencia que desatamos, en nuestras luchas por ser alguien, en nuestros hijos que van por el mundo a ciegas, en nuestros deseos infinitos por aferrarnos a ser maduros y serios. Y si te dijera que la madurez es lo totalmente opuesto a todo lo que un día escuchamos de otros, quizás te sonara tonto. Pero te afirmo; si adoptas las creencias de otros, serás falso, pseudo. No adop­tes nada. ¡Sé! El adoptar es una barrera para el ser. Y la única manera de ser es empezar desde el principio. La edad mental de la gente denominada normal no supera un lugar situado entre los diez y los trece años; ¡ni siquiera catorce! Y puedes tener setenta u ochenta años, pero tu edad mental se quedó atascada en algún momento antes de la madurez sexual. Una persona queda sellada para siempre en el momento en que alcanza la madurez sexual, a los trece o a los catorce años. Después se va volviendo cada vez más fal­so. Una falsedad tiene que ser protegida con otras falsedades, una mentira tiene que ser defendida con otras mentiras. Y esto no tiene fin. Te conviertes en más de lo mismo; eso es la personalidad, una máscara. La personalidad tiene que ser abandonada, sólo entonces emerge la individualidad. No significan lo mismo. La personalidad es sólo un escaparate; es una exhibición, no es algo real.
La individualidad es tu realidad, no es un escaparate. Uno puede escarbar en ti todo lo que quiera y siempre encontrará el mismo sabor. Se cuenta que el Buda dijo: «Pruébame de cualquier lado y encontrarás el mismo sabor, del mismo modo que si das un sorbo del océano en cualquier lado lo encontra­rás salado». La individualidad es un todo. Es orgánica. Por eso lo primero que hay que entender es: nunca adoptes una actitud madura. Sé maduro o sé inmaduro. Si eres inma­duro sé inmaduro. Siendo inmaduro estarás permitiendo el crecimiento. Hazle un sitio a la inmadurez; no seas falso. Si eres infantil, entonces sé infantil. ¿Y qué? Sé infantil. Acéptalo, acompáñalo. No crees una di­visión en tu ser, sino estarás creando la locura básica. Sé tú mismo.
No hay nada malo en ser infantil. Empiezas a adoptar acti­tudes porque te han enseñado que hay algo malo en ser infan­til. Desde tu infancia has estado tratando de ser maduro, pero ¿cómo puede ser un niño maduro? Un niño es un niño, tiene que ser infantil.
Pero no está permitido, por eso los niños pequeños se vuel­ven diplomáticos; empiezan a fingir, a comportarse de forma falsa, se vuelven una mentira desde sus mismos comienzos. Y la mentira además comienza a crecer. Y después un día em­piezas a buscar la verdad. La ver­dad está contenida en tu ser, esa es la verdadera escritura.
Ten coraje. Y por supuesto sentirás cómo te entra mucho miedo, porque siempre que abandones la personalidad, tu puerilidad, que nunca fue permitida, emergerá. Y sentirás miedo: «¡Qué! ¿Voy a tener que ser un niño a estas alturas? ¿Cuando todo el mundo sabe que soy una gran persona, un licenciado, master -o doctor y voy a comportarme como un niño?». Surge el miedo: el miedo a la opinión de los de­más, al qué dirán.
Al­gunas veces es muy doloroso ser de verdad y ser auténtico. No es fácil. Ser falso y no ser auténtico es fácil, conveniente, cómodo. Es un truco, es una estrategia para protegerte; es una armadura. Pero entonces no descubrirás la verdad que está en tu espíritu. Entonces nunca sabrás lo que es Dios, porque Dios sólo puede ser conocido en tu interior: primero en tu in­terior, luego en tu exterior; primero dentro, luego fuera, por­que eso es lo más próximo a ti, tu propio ser. Si no encuentras a Dios dentro de ti, ¿cómo puedes ver a Dios en otros sitios? Tonterías. No puedes ver a Dios en un templo si no puedes verlo en ti mismo. ¿Y cómo vas a ver a Dios en ti mis­mo si estás fabricando continuamente mentiras a tu alrede­dor? Son tantas las mentiras que casi has olvidado el camino a tu ser. Estás perdido en una selva de mentiras. Por eso lo primero que hay que recordar...sólo siendo como un niño ma­durarás; ese es el comienzo de la madurez. 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

la creatividad en la escuela


Ken Robinson: Las escuelas matan la creatividad 06 oct 2013 Sir Ken Robinson plantea de manera entretenida y conmovedora la necesidad de crear un sistema educativo que nutra (en vez de socavar) la creatividad.