LA AUTOESTIMA : FACTOR IMPORTANTE EN EL APRENDIZAJE

LA AUTOESTIMA :
FACTOR IMPORTANTE EN EL APRENDIZAJE
      La autoestima juega un papel primordial en el proceso de aprendizaje
de los niños. Muchas veces, como padres y docentes, notamos que el bajo
rendimiento que tiene nuestro hijo no se debe propiamente tal a dificultades
en su proceso de enseñanza, sino que a falta en la confianza en sí mismo.
La autoestima o  imagen de sí  mismo se puede definir como la
valoración que cada uno de nosotros tiene en relación con su propia persona;
en otras palabras, cuánto nos queremos y cuáles son las creencias que
tenemos respecto de nosotros mismos. Esta imagen se refiere a nuestra
globalidad como personas, incluyéndose en ella tres áreas fundamentales :
 Área física : ¿Qué opinión tenemos respecto de nuestra apariencia física y a nuestras habilidades
y destrezas en este plano?
 Área intelectual : ¿tenemos una idea realista acerca de cuáles son nuestras mayores habilidades
y en qué ámbitos presentamos más dificultades?
 Área afectivo-social : ¿Cómo nos visualizamos dentro de nuestra  interacción con las otras
personas y en los distintos roles que cumplimos ya sea como padres, hijos, hermanos,
estudiantes, etc? ¿Nos sentimos satisfechos con los lazos afectivos que hemos establecido?
La construcción de este concepto es un proceso  dinámico que se desarrolla a lo largo de toda
nuestra vida,  modificándose de acuerdo a las distintas circunstancias y experiencias de vida; sin
embargo, es en la infancia y adolescencia donde se logran sus bases esenciales.
Se considera como buena autoestima aquella que es objetiva, es decir, que reconoce las habilidades
y las limitaciones y que las acepta, lo que permite ubicarse correctamente en la realidad en términos de
plantearse metas realistas y posibles, logrando un buen desempeño en todas sus actividades realizadas. Esa misma objetividad hace posible que  ante un desafío o meta se  le haga frente sin magnificarla ni
minimizarla, y se busquen las posibles soluciones sin temor al fracaso.
Dentro del desarrollo de la  autoestima,  un factor cobra cierta relevancia : la interacción de la
persona con aquellas que la rodean, que actúan como  “espejos” reflejándole aprobación, afecto,
valoración o rechazo, indiferencia o crítica. Estas interacciones pueden ser de distintas características y
de acuerdo a eso, influir de manera diferente en la formación de cada persona.
“Las primeras interacciones sociales y afectivas de cada ser humano son las que se establecen dentro
de su núcleo familiar y fundamentalmente con sus padres.”
Según el tipo de interacción familiar se formará el concepto de autoestima de los niños perteneciente a
de ese grupo :
 Grupos familiares autoritarios en que los padres se presentan como controladores y
restringiendo la conducta de sus hijos. Éstos son recompensados cuando obedecen y castigados
cuando manifiestan ideas que vayan en contra de las opiniones de los adultos.
El mensaje que seguramente han transmitido sus padres, sin proponérselo,  es  “tu opinión no
vale, tú como persona no mereces ser escuchado”. El resultado suele ser niños negativos o muy
sumisos, pero carentes de iniciativa; bastante inseguros e incapaz de afrontar dificultades.
 Grupos familiares sobreprotectores que permiten casi todo, salvo los que sean intentos de
autonomía e independencia por parte de los hijos. El mensaje en este caso ha sido  “no te exijo
nada y te cuido en todo porque siento que no eres capaz”. El resultado son niños poco activos,
tímidos, temerosos y con poca destreza física.
 Grupos familiares permisivos, en donde definitivamente “todo está permitido”. El mensaje más
común es “no te exijo nada, pero no me molestes; hay muchas cosas más importantes para mí
que tú”. El resultado son niños arrogantes y poco empáticos.
 Grupos familiares autoritativas, en los cuales hay un ambiente de amabilidad y firmeza al mismo
tiempo. En ellas existen pautas de conducta claras y los padres son consecuentes en la aplicación
de ellas, sin llegar a la rigidez. Dan oportunidades de participación y opinión, estimulando al
mismo tiempo el que los hijos resuelvan sus propios
problemas. Los niveles de exigencia que se plantean
corresponden con las posibilidades reales de los niños de
acuerdo a su edad y madurez que tengan. Por otra parte,
existen premios y reconocimientos frecuentes frente a
las conductas positivas. El mensaje que aquí se transmite es  “tú eres capaz, haces muchas cosas bien, confío en ti,
respeto tus derechos y tú debes respetar los de los demás”.
El resultado son  niños interesados, alegres y participativos. Se sientes seguros, queridos y
satisfechos consigo mismos.
Sin duda, este último modelo de familia es el más adecuado para logra un pleno desarrollo de la
autoestima y, por lo tanto, el mejor camino para ayudar a nuestros niños a ser un adulto eficiente,
adaptado, creativo, original y, sobre todo, feliz.